La
tradición de la
piñata que se ha
manifestado en
tiempos recientes
mundialmente, se
cree que tiene su
origen en China
aunque muchos
consideran que el
origen de la
práctica es mexicano.
En sus viajes por
Asia, Marco Polo
relato haber visto
figuras de bueyes y
vacas cubiertas de
papel de color,
figuras que los
indígenas de la
región las golpeaban
con un palo para
celebrar el Año
Nuevo. Cuando las
figuras cubiertas de
papel se rompían,
dejaban caer
semillas. Estas
semillas eran
quemadas y
repartidas entre la
gente para atraer
buena suerte. Se
cree que esta
costumbre pasó a
Europa en el Siglo
XIV. En esa época,
durante la cuaresma
en Italia se les
entregaba a los
campesinos una
Pignatta, o olla,
llena de regalos. El
primer domingo de la
cuaresma se conoció
como el “Domingo
Piñata”. Aunque la
costumbre de romper
la piñata existía en
Europa, ninguna de
esas tradiciones
adornaba sus ollas.
La tradición
mexicana fue la que
le dio su color a la
piñata. La actual
forma de la
tradición de la
piñata se puede
decir que es
mexicana.
De Italia, paso la
tradición a España,
donde se la
agregaron papel y
listones a las
ollas. A principios
del Siglo XVI, los
misioneros Españoles
usaron la piñata
para evangelizar a
los indígenas del
Nuevo Mundo. Durante
esta época colonial,
los Españoles
tomaron una
tradición indígena,
la de romper una
olla de barro para
sus dioses, para
reenfocar la
evangélica católica
de los invasores
Españoles. La
costumbre indígena
era de colocar ollas
de barro, adornadas
de plumas y llenas
de diversos objetos
que al romperlas con
un palo caían los
contenidos, en
manera de ofrendas,
en los pies de los
dioses indígenas.
Los misioneros
Españoles tomaron
esta tradición
indígena y la
transformaron para
sus propósitos
evangélicos, un
símbolo entre el mal
y el bien. En la
tradición nueva, el
indígena le pegaba a
la piñata en un afán
por acabar con el
demonio, el mal. Es
por eso que la
piñata tradicional
lleva 7 picos, cada
pico representante
de los siete pecados
mortales según la
Iglesia Católica.
Estos son soberbia,
lujuria, gula, ira,
avaricia, pereza y
envidia. Según los
evangelistas
europeos, romper la
piñata es un triunfo
del bien sobre el
mal.